¿Te has planteado si se puede enseñar el optimismo? ¿Podemos hacer que nuestros hijos, nuestros alumnos, sean más resilientes, más tenaces, crean más en sus posibilidades?
Saber enfrentar el presente y el futuro con optimismo es una de las grandes cualidades humanas. El optimismo tiene un componente que nos viene de serie, pero podemos educar en el optimismo. ¿Cómo?
Vamos a ver que nos enseñan las investigaciones de Martin Seligman y su equipo. Espero que te resulte útil y que puedas aplicarlo en tu aula y en tu casa.
¿Verdad que todos los niños desde muy pequeños, escuchan en casa comentarios relativos a las causas de sus pequeños éxitos o fracasos?
Y al escucharlos, van generando expectativas con respecto a las propias capacidades. Cuando algo hacen bien, o cuando algo no sale bien, nuestros comentarios como maestros o como madres, padres o abuelos, hacen que vean confirmadas esas creencias sobre sí mismos. ¿Y qué ocurre? Que ven confirmadas sus expectativas y se reafirman en sus afirmaciones, en las palabras que se dicen. Tan importantes siempre.
Nuestros pensamientos lo ocupan todo, ¿Te pasa? Se te nos nubla la vista y te ves metida en un bucle del que a veces no sabes salir. Párate, Párate a pensar. Primero en lo que te ocurre a ti.
Dirás, ¿pero no me ibas a hablar de los niños? Sí, pero primero has de pensar en ti, en tu lenguaje interior, en los soliloquios de los que tan bien nos habla Rojas Marcos. Después párate a pensar en cómo hablamos con nuestras hijas e hijos, con nuestro alumnado.
Martin Seligman, y otros autores antes que él, nos hablan de los estilos explicativos, es decir, de cómo nos explicamos lo que nos ocurre, los acontecimientos, lo que les pasa a otras personas, y esa forma de explicarnos las cosas va creando en nosotros una percepción de la realidad y de nuestras capacidades.
Dimensiones de los estilos explicativos
Martin Seligman señala que los estilos explicativos tienen tres dimensiones a las que hemos de prestar atención: la duración, el alcance y la personalización.
Por ejemplo, ante un buen acontecimiento (he aprobado un examen, me han elegido delegada, etc.)
La duración, ¿es permanente o es transitoria? El alcance, ¿es global o específico? ¿Y la personalización?
Cuando algo sale mal, ¿atribuyes lo que te ha salido mal a causas internas o echas balones fuera? ¿Y cuando sale bien?
Es el momento de que analices cómo piensa tu alumno, tu hijo. Si piensa en sus fracasos en términos de siempre o nunca, tiene un estilo explicativo pesimista. ‘Siempre suspendo’, ‘nunca aprenderé inglés’, nadie quiere ser mi amiga’…
Sin embargo, si cuando habla de los malos acontecimientos utiliza palabras como ‘a veces` o ‘últimamente`, es decir, se refiere a los tropiezos de una forma mucho más relativa, . ‘A veces no me salen las cosas como esperaba’ entonces posee un estilo optimista
Si atribuyen los buenos acontecimientos a causas permanentes serán más optimistas que si piensan que obedecen a causas transitorias. Habrás observado que una persona que tiende al pesimismo piensa en los buenos acontecimientos en términos de causas transitorias y los califican con las palabras ‘a veces’, ‘hoy’ y a menudo utilizan el pretérito perfecto que limita a una sola acción y se dan por vencidos mucho antes. ¿Qué ocurre? Pues obvio, les es más difícil conseguir sus objetivos y además su creencia se retroalimenta proyectando sus efectos a largo plazo.
Dar a las causas un alcance global hace que sus efectos se proyecten en numerosas situaciones más allá de la situación concreta que ha ocurrido.
Y una vez que el pesimismo se ha interiorizado, cualquier acontecimiento viene a corroborar nuestra creencia y entramos en un bucle del que es complicado salir.
¿Cómo enseñar el optimismo?
En ‘Niños optimistas’ Martin Seligman detalla, con muchos ejemplos, cómo hacerlo.
- Detección de pensamientos
El primer paso es la detección de pensamientos Aprender a reconocer los pensamientos que dan vueltas en nuestra cabeza es esencial.
En numerosas ocasiones estos pensamientos, de los que a veces no somos conscientes, afectan profundamente a nuestro estado de ánimo y a nuestra conducta.
Imagina que te dices ‘qué mala maestra soy, siempre tan atareada que no me da tiempo a atender a los niños más vulnerables. La burocracia me mata, con tanto papeleo casi no tengo tiempo de preparar materiales que sé que irían bien. No disfruto de las clases como antes, me pongo de mal humor y eso sé que afecta a mis alumno’.
Traslada este ejemplo a casa. Malasmadres te dan siempre pistas. Seguro que si eres madre te has dicho palabras como estas ‘soy una mala madre, siempre trabajando. Llego a casa tan cansada que no disfruto de los niños. No tengo nada de paciencia, a veces levanto la voz y les hago sentir fatal con mi mal humor. Y encima me pongo con el dichoso móvil’.
¿Te ayuda esa forma de explicarte las cosas?
2. Evaluación de pensamientos automáticos
La segunda técnica del optimismo consiste, según Seligman, en evaluar esos pensamientos automáticos.
Es decir plantearnos si son veraces. Para eso nos propone que los analicemos como hacemos con las hipótesis. Porque nuestros pensamientos no tienen por qué ser ciertos, de hecho, muchas veces no lo son. Conviene que nos paremos a pensar sobre ellos y a buscar ‘pruebas’ de su veracidad para ver si nuestras creencias tienen fundamento.
3. Generación de explicaciones veraces
La tercera técnica consiste en generar explicaciones más veraces. Es decir, cada vez que nos ocurre algo desagradable deberíamos intentar cuestionarlo, pararnos a pensar y reformularlo dándole una explicación más ajustada. Seguro que sí has atendido a ese niño a esa niña que precisa un feedback más personalizado, seguro que has organizado la clase de manera que los niños cooperen, que has preparado recursos para tu aula pensando sobre todo en esos niños que se nos quedan en los márgenes. Seguro que como madre desconectas cuando cuentas un cuento, cuando compartís juegos de mesa, cuando cenáis sin pantallas.
4. Evitación del catastrofismo
Todo lo dicho tiene mucho que ver con la cuarta técnica: evitar el catastrofismo. Es frecuente que nos pongamos en lo peor. Como dice el psicólogo Roberto Aguado, cuando nuestra mente rumia acontecimientos que pueden ocurrirnos en el futuro, o evoca situaciones de dolor pasadas, las sentimos en el presente. Y todo nuestro ser se ve afectado por ese sentimiento.
Diversos estudios sobre el impacto de las preocupaciones muestran que el 91.4% de las cosas que inquietan a personas que manifiestan trastornos por ansiedad nunca ocurren. Y que un alto nivel de falsas preocupaciones, o de preocupaciones sobre algo que todavía no ha ocurrido, predicen un mayor nivel de ansiedad y de dolor. Te lo conté en otro vídeo.
Cuando estamos en una situación en la que las cosas van mal es frecuente que nos pongamos en la peor de las consecuencias posibles. Casi siempre lo peor es muy improbable, y si nos preparamos para lo peor nos agotamos y nuestro estado de ánimo se ve realmente afectado.
Puedes ver este post sobre los efectos devastadores de la incertidumbre aquí. Ahí encontrarás estudios e informaciones que pueden complementar lo que estamos viendo.
Recuerda las cuatro técnicas: detecta los pensamientos automáticos, busca pruebas, generar alternativas y trata de pensar de manera no catastrofista
Analiza tus conversaciones, tus soliloquios primero y las conversaciones que tienes son tus hijos, desde muy temprana edad, con tus alumnos.
Recuerda prestar atención a tus palabras. Las cosas no se consiguen de un día para otro. Como dice 72 Kilos Repetirlo hasta que me salga mejor, hasta hacer casi un hábito.
Porque construir en tus alumnos, en tus hijas, en tus hijos una mentalidad de crecimiento como dice Carol Dweck , ayudarlos a enfrentar la vida con optimismo es uno de los mejores regalos que puedes hacerles.
Para saber más
- Aguado, Roberto (2015). La emoción decide y la razón justifica. Madrid EOS (Instituto de Orientación Psicológica).
- Dweck, Carol (1999). Self-theories: Their Role in Motivation, Personality, and Development (1st ed.). Psychology Press. Recuperado de https://doi.org/10.4324/9781315783048
- Dweck, Carol (2016). Mindset. La actitud del éxito. Málaga: Ed. Sirio.
- López Madrid, Celeste (2019). Luis Rojas Marcos: “Háblate mucho y con cariño: vivirás más”. Entrevista en La Vanguardia. Disponible en:https://www.lavanguardia.com/vivo/20190404/461451609728/luis-rojas-marcos-entrevista-psiquiatra.html
- Rojas Marcos, Luis (2019). Somos lo que hablamos: El poder terapéutico de hablar y hablarnos. Barcelona: Grijalbo.
- Sánchez, Nacho (2019). Casi todas las cosas que nos preocupan no ocurrirán jamás. El País Psicología. Disponible en https://elpais.com/elpais/2019/10/11/buenavida/1570783181_341611.html?ssm=TW_CC
- Santoro, Helen (2021). The science of uncertainty. American Phycological Association. Vol.52. nº 8. Disponible en https://www.apa.org/monitor/2021/11/lab-science-uncertainty
- Seligman, Martin E.P. (1999). Niños optimistas. Barcelona: Penguin Random House.
- Weiner, B. (1985). An attributional theory of achievement motivation and emotion. Psychological Review, 92(4), 548–573. Disponible en https://doi.org/10.1037/0033-295X.92.4.548