Situaciones de aprendizaje. Aprender con sentido: proyectos, dilemas, retos #ABP #PBL

Situaciones de aprendizaje Fases

La emoción de aprender, el sentido de la escuela

¿Recuerdas haber sentido en tus años de estudiante la emoción de aprender? ¿Ese gusanillo que te movía a hacerte preguntas, leer, buscar, probar, volver atrás, pensar, compartir? ¿Recuerdas la emoción de contar a alguien lo que habías aprendido? ¿Tuviste esa fortuna? Pues enhorabuena a tu maestro, a tu maestra, que sembró en ti la semilla del conocimiento. Otros niños y niñas, otros jóvenes, no han tenido la misma suerte. Y tú sabes que:

  • Lo que aprenden tus alumnos no suele ser proporcional al esfuerzo que tú realizas. Estás harta o harto de emplear una energía enorme en explicar contenidos y sorprenderte con lo poco que aprenden. Además en ocasiones sientes que aburres a tus alumnos e incluso a ti mismo. Sabes también que aprender es aprender a profundizar, que menos es más, pero sientes la presión de impartir unos contenidos inabarcables si trabajas con algo de profundidad y, sobre todo, si quieres que todos aprendan.
  • Sabes que la secuencia perversa que rige el desarrollo de muchas clases no funciona. Esa sucesión de acciones, de la que ya he hablado en otras ocasiones, esa rutina que empieza cuando entramos en clase, saludamos intentando que se intuya ahora nuestra sonrisa, pasamos lista, preguntamos por los deberes y corregimos las tareas, explicamos nueva materia poniendo todo nuestro empeño en que comprendan, ponemos ejemplos, resolvemos dudas, marcamos las tareas para la siguiente clase y nos despedimos. Todos a la vez. Todos lo mismo. Sabemos que no funciona, sabemos que muchos niños y niñas se nos quedan atrás, otros se sienten encorsetados, sentimos que aburrimos a la mayoría. Tienes la convicción de que la inclusión es el gran reto de este siglo y sabes no puede haber inclusión si la secuencia de nuestras clases se repite con ese patrón.
  • También sabes que hay compañeros que hacen las cosas de otro modo y les funciona. Y tú has vivido la experiencia de emocionarte cuando ves brillar los ojos de tus alumnos, cuando al acabar una clase siguen enfrascados, cuando te cuentan la conversación en casa sobre lo que estáis aprendiendo. Y te preguntas ¿merece la pena hacer las cosas de otro modo?

Sabes también que la sociedad ha cambiado profundamente, que no hacemos nada como hace 20 años. Cuando nos disponemos a viajar, cocinar, montar un aparato, aprender un contenido…, lo hacemos de forma diferente. Todos nosotros, y de forma acelerada a partir de la pandemia, hemos aprendido nuevas formas de comunicación, nuevas formas de relación. Y todos hemos sentido que quizá es el momento de dar un vuelco a lo que venimos haciendo. Esta pandemia nos ha puesto frente a un espejo que refleja muchas incertidumbres y algunas certezas. La certeza de que la educación es mucho más que la repetición de rutinas que nos ahogan a nosotros y a nuestro alumnado. Y tú eres un gran docente, amas tu profesión y necesitas sentir que lo que haces tiene sentido. Seguro que te has preguntado ¿cómo puedo promover el desarrollo personal de cada uno de mis estudiantes, como individuos y como parte de un grupo? ¿Qué necesitan aprender, para formar parte de su pequeño mundo y para participar como ciudadanos activos de una sociedad cambiante? ¿Merece la pena esa carrera por realizar todas las actividades del libro, por tratar de llegar al final de ese ‘programa’ que sabes inabarcable?

Ojalá tuviera esas respuestas. Yo no las tengo, pero la investigación educativa es cada vez más contundente: Enseñar es desarrollar en nuestro alumnado, desde muy pequeños, competencias en un contexto, con un propósito y en el marco de una situación de aprendizaje concreta.

Una buena forma de lograr ese propósito es organizar situaciones de aprendizaje que conecten con la experiencia de nuestro alumnado, con sus saberes (adquiridos muchos de ellos fuera del ámbito escolar). Situaciones de aprendizaje que tengan una dimensión social, que favorezcan la adquisición de competencias para la vida, que nos ayuden a educar a ciudadanas y ciudadanos flexibles, críticos, creativos, solidarios. Buenas personas y personas sabias.

Esas situaciones de aprendizaje pueden organizarse como proyectos de trabajo #ABP #PBL, aprendizaje basado en problemas, en retos o en cualquiera de las denominaciones que recibe esta forma de organizar los contenidos.

¿Por qué trabajar por proyectos, tareas, problemas, retos? Las razones son múltiples, y ya se han citado, pero destacaríamos dos.

  • El trabajo por proyectos permite y propicia la inclusión del alumnado

Cuando trabajamos situaciones de aprendizaje, conectamos con lo que los alumnos saben y han aprendido fuera y dentro del centro, enganchamos con sus intereses y, en las diferentes tareas que necesitamos realizar para desarrollar el proyecto, todos tienen cabida. Todos pueden aportar, estar presentes a la vez, sin salir al aula de PT o hacer cuadernillos diferenciados que hacen sentir a los estudiantes que son ‘poco competentes’ y ya conocemos el poder enorme que tienen nuestras expectativas y las expectativas propias, el efecto Pigmalión. Sabemos lo relevante que es tener una mentalidad de  crecimiento.

Esta forma de organizar los contenidos permite personalizar los aprendizajes, aprender juntos y ayuda a todos a volar tan alto como puedan. Porque les hemos puesto, a todos, el viento a favor.

  • Los proyectos de trabajo ayudan descubrir que aprender es apasionante

Los proyectos motivan al alumnado porque aprenden pensando y haciendo, buscando y reflexionando, juntos. Y, sobre todo, porque sienten que aprenden, que lo que aprenden sirve para algo. Los alumnos desde muy pequeños observan que aprenden  a partir de sus intereses y conocimientos y, sobre todo, que lo que aprenden tiene trascendencia social, porque van a darlo a conocer y van a ver, en mayor o menor medida, la aplicabilidad de sus aprendizajes. Además, esta forma de trabajar proporciona bienestar emocional porque sentirnos capaces y competentes está en el núcleo de la accesibilidad emocional, del bienestar emocional.

¿Qué FASES debería contemplar cualquier Proyecto de trabajo?

Las fases que se exponen a continuación son similares independientemente de la edad de los alumnos y claramente requerirán adecuación en función de las ayudas que hemos de ir proporcionando.

Naturalmente estas fases no son lineales, no va una detrás de otra, se entremezclan, se retroalimentan, se vuelve sobre ellas una y otra vez. Del mismo modo, la duración del proyecto variará en función de las características del propio proyecto, de nuestra planificación, de nuestra experiencia, del equipo educativo con el que lo llevemos adelante y, obviamente, de las características de nuestro alumnado.

1. ¿Qué queremos saber?

Partimos de un problema, de un dilema, de una pregunta que guiará todo el Proyecto. De una situación real que se da en un contexto determinado. Trabajamos ‘desde y para la realidad’, una situación de aprendizaje que parte de una pregunta, un reto, un problema que conecta con los intereses y con lo que saben los estudiantes. Conviene empezar esa situación de aprendizaje en vez de con un enunciado que se refiera a un contenido, con una pregunta o un desafío. De ese modo, para dar respuesta ese dilema necesitaremos aprender contenidos y probablemente de varias disciplinas o de diferentes campos de conocimiento.

 

La situación de aprendizaje que abordemos debería guardar estrecha relación con los contenidos del currículo. En ocasiones se inicia el trabajo por proyectos para celebrar ‘El Día de…’ y, además de suponer un balón de oxígeno, puede resultar una forma de familiarizarse con esas metodologías. Sin embargo, de lo que se trata es de ir modificando el modo en que se desarrollan las clases hacia un modelo que ayude a nuestros alumnos a aprender contenidos que se han considerado relevantes y por eso forman parte del currículo de la etapa en la que estén. Contenidos que aprenderán en situaciones lo más reales posibles, facilitando que se hagan preguntas, que piensen, busquen diferentes soluciones, trabajen en equipo y sean capaces de hablar y pensar sobre qué, cómo y para qué están aprendiendo. Porque no es que se aprenda haciendo, como se aprende es pensando sobre lo que aprendemos, sobre cómo lo aprendemos y para qué lo hacemos.

Los proyectos pueden ser muy variados, tenéis muchos ejemplos en las referencias del apartado ‘Para saber más’. Ahí van algunas ideas:

  • ¿Por qué en Brasil amanece cuando aquí ya es mediodía? Maqueta del sistema solar.
  • ¿Cómo está afectando al mar el desecho de mascarillas? ¿Qué podemos hacer? Infografía.
  • ¿Conoces mujeres astronautas? Vídeo con aportaciones de mujeres a la ciencia.
  • ¿Te cuento el viaje de mis sueños? Guía visual, o audioguía.
  • ¡Serendipia a la vista! Noticiario contando importantes hallazgos científicos descubiertos de forma casual.
  • ¿Sabías que los chimpancés tienen emociones y se apoyan en grupo? Reportaje de las investigaciones de Jane Goodall.
  • ¿Los espacios cambian nuestro estado de ánimo? Vídeo con fotos de espacios que mejoran la vida de las personas.
  • ¿Inventamos problemas? Te reto. Elaboración de enunciados matemáticos para resolver problemas de la vida diaria.

2. ¿Qué vamos a hacer? ¿Cómo comunicamos lo aprendido? ¿A quién lo vamos a contar?

A la vez que nos planteamos la pregunta, el reto, el dilema… hemos de pensar en el producto, o los productos, finales. ¿Vamos a hacer un cartel, un vídeo, un folleto, una entrevista grabada, un artículo para nuestro periódico digital, una exposición, un panel, un folleto, un relato, una infografía, un debate, una exposición oral, una guía turística?

¿Quiénes serán los destinatarios de nuestro trabajo? ¿Vamos a compartirlo con la comunidad educativa? ¿Con alumnado de cursos inferiores o superiores? ¿Lo vamos a publicar en la web del centro? ¿Cómo van a conocer las familias lo que hacemos?

3. ¿Qué sabemos? ¿Cómo vamos a organizarnos? Reparto de responsabilidades y planificación

Es el momento de conectar con las ideas previas de nuestro alumnado, saber qué saben y qué necesitamos saber. Y repartir responsabilidades. En la realización del producto final han de colaborar todos y eso requerirá que distribuyamos tareas en función de las características, y de los intereses, de nuestro alumnado. Es el momento de pensar en grupos cooperativos y de favorecer que nuestras prácticas sean inclusivas porque todos puedan participar y aprender juntos.

4. Investigamos

Es el momento de buscar información. Pero antes, hemos de definir bien nuestro objetivo para no perdernos, especialmente cuando usamos Internet. Ayudarles a hacer búsquedas adecuadas de fuentes fiables.

Guiar y acompañar la búsqueda de información y proporcionar informaciones contrastadas. En la era digital buscar y seleccionar información relevante y veraz es una competencia que todos los estudiantes necesitan y que hay que desarrollar desde temprana edad. Ayudar evaluar la credibilidad de las fuentes, su pertinencia en función de nuestro propósito con contenidos de Alfabetización informacional imprescindibles hoy.

5. Desarrollamos el producto final

El desarrollo del producto final tiene pasos intermedios. Idas y vueltas que hemos de ir ajustando. Conviene tener rúbricas preparadas que ayuden a nuestros alumnos a organizarse y a organizar la información, a valorar el proceso que están siguiendo, a aprender a aprender. Las rúbricas visuales ayudan mucho, especialmente cuando los niños son pequeños.

Es relevante el acompañamiento, el feedback que damos durante todo el proceso, y la planificación para que nuestro proyecto esté acotado en el tiempo.

6. Revisamos, rehacemos. Escribir es reescribir

Los proyectos tienen una dimensión social, se comparten, se muestran a la comunidad educativa y eso ayuda a que los estudiantes presten atención tanto a la corrección de los textos, como a la presentación. Si lo que vamos a hacer es una presentación oral, hay que tener en cuenta que escribimos un texto para ser contado, explicado y eso supone que hay que leerlo en voz alta para que nos suene bien, hemos de ayudarles a fijarse en el ritmo, las pausas, la vocalización, la postura corporal, etc.

Si es un texto que se presenta por escrito, deberemos proporcionar modelos semejantes para que observen cómo funcionan esos géneros textuales en la vida real.

7. Publicamos, compartimos. EVALUAMOS. Aprendemos a aprender. Reflexionamos sobre qué, cómo y para qué he aprendido

Es el momento de presentar nuestro proyecto y, para ello, es esencial preparar muy bien la presentación. Dividir bien las responsabilidades y ensayar juntos.

Sea cual sea nuestro proyecto, debería tener una exposición pública. Ha de ser compartido y explicado a los demás. Imaginemos que hemos hecho una entrevista y la hemos grabado para publicarla en la web del centro. Pues bien, lo primero será hablar del proceso: qué vamos a mostrar, cómo decidimos ese tema, cómo nos preparamos, nos distribuimos el trabajo, qué hemos aprendido a hacer. Y solo entonces mostrar el producto. Normalmente cuando se trabaja en la presentación del producto y en su explicación oral, se producen ajustes y cambios en los textos. Este aspecto es muy relevante para que entiendan que siempre se produce en sucesivas aproximaciones.

Cada vez son más contundentes los estudios que nos hablan del papel esencial del feedback que damos a los estudiantes a lo largo de los procesos, no solo al final. Ayudar a los estudiantes a volver sobre sus pasos y a explicar el camino es una de las acciones que más refuerza el aprendizaje. Enseñar a otros contribuye a afianzar el aprendizaje. Hablábamos en el punto 5 del papel esencial de las rúbricas. Necesitamos rúbricas que ayuden a los niños y niñas a guiar su proceso y a pensar sobre él y rúbricas que nos ayuden a nosotros a valorar el trabajo realizado. La evaluación ha de estar más centrada en los procesos que en los productos, como bien señala Elena Martín, porque, al final, enseñar es ayudar a aprender para seguir aprendiendo a lo largo y ancho de nuestra vida.

Antes de iniciar un proyecto, conviene hacernos algunas preguntas ¿He incluido a todo mi alumnado? ¿Todos pueden aprender, participar? ¿Cómo voy a favorecer la colaboración? ¿He escuchado las aportaciones de todos? ¿He propiciado la relación natural, y no forzada, de diferentes materias? ¿Las tecnologías juegan un papel central? ¿La competencia en comunicación lingüística es un eje transversal y relevante? ¿Los aprendizajes tienen una dimensión social, contribuyen a que seamos mejores personas? ¿He prestado una atención especial al desarrollo de estrategias metacognitivas, a aprender a aprender?

Gracias por haber llegado hasta aquí. Sabemos que enseñar es desarrollar en nuestro alumnado, desde muy pequeños, competencias en un contexto, con un propósito y en el marco de una situación de aprendizaje concreta. Un camino apasionante que dura toda la vida y se recorre mejor en buena compañía. ¡Buen viaje!

Para saber más

Ejemplos y experiencias

Cañabate, Carmen. Blog Proyecto Inventamos problemas de matemáticas. Los divertidos retos de 1º de Primaria. Ver Bog Gnomitas y gnomitos de 2 EP. ¿Cuanto tiempo tardamos de aquí a China? Ver.

Eduforiccs (2017). Aprendizaje basado en proyectos. Ver

Trujillo, Fernando (2015). Recursos sobre #ABP: dos colecciones. Ver

Referencias

Coll, César (coord.) (2020). La personalización del aprendizaje escolar, una exigencia de la nueva ecología del aprendizaje. Barcelona: Graó. Ver (se puede solicitar la descarga gratuita).

Coll, César (coord.) ‘De la atención a la diversidad a la personalización del aprendizaje’. Aula de Innovación Educativa, 267, Diciembre 2017, pp. 29-33.

Dweck, Carol (2019). ‘No temas equivocarte, nunca es tarde para aprender’.  Enlace al vídeo

Guillem, Jesús (2015). Mentalidad de crecimiento: la mejora siempre es posible. En Escuela con cerebro. Enlace al texto

Magro, Carlos y Coll, César (2020). ‘El sentido de la escuela’ Fragmento de la conversación. Ver  Conversación completa Ver.

Magro, Carlos y Martín, Elena (2020). ‘¿Qué papel juegan las habilidades emocionales en el aprendizaje?’ Fragmento de la conversación  Enlace al vídeo.

Martín, Elena (2017). Entrevista “La evaluación hay que llevarla al proceso, no al producto”. Blog Tiching. Ver

Olivé, Cristian: Actividades de Lengua y Literatura para Profes Rebeldes. Conversación con Ingrid Mosquera. Ver vídeo.

Pérez Esteve, Pilar (1994). Proyectos de trabajo. Cuadernos de pedagogía, Nº 225, 1994, págs. 52-57. Enlace al texto

Pérez Esteve, Pilar (2020). Enseñanzas de la pandemia: el acompañamiento emocional es más importante que el sintagma preposicional. Blog de Vicens Vives. Enlace al texto

Pozo, Juan Ignacio (2018). Dando motivos para aprender. Eduforics. Enlace al texto

Ruíz, Martín, Héctor (2020). ¿Cómo aprendemos? Una aproximación científica al aprendizaje y la enseñanza. Ed. Graó.

Sáez, Francisco. Por qué necesitas una mentalidad de crecimiento y cómo puedes conseguirla. Enlace al texto

Trujillo Sáez, Fernando (2018). Activos de aprendizaje: utopías educativas en construcción. Madrid: Fundación SM.

Trujillo Sáez, Fernando (2013). Pilares fundamentales del aprendizaje en el siglo XXI y aprendizaje basado en problemas (ABP). Ver vídeo

Vergara, Juan José (2015). Aprendo porque quiero: El Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), paso a paso. Madrid: Fundación SM.

*Algunas de las reflexiones de este post se recogen también en el artículo Lectura aumentada. Ejemplo de una situación de aprendizaje con sentido para los estudiantes. Maite Monar van Vliet y Pilar Pérez Esteve en las Revistas Textos y Articles. Editorial Graó. (en prensa)

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